lunes, 21 de septiembre de 2009

To Wong Foo: Thanks for everything!, Julie Newmar o un recuerdo a Patrick SwayzeCompartir
El martes, 15 de septiembre de 2009 a las 23:25 Editar nota Eliminar
Una sincronía extraña. Pero como yo creo en la idea de la sincronías, no me parece extraña ni forzada.
Anoche estaba viendo Batman en el TCM y he quedado fascinado – de nuevo – con Julie Newmar. Al ingresar el nombre, para armar una nota sobre Julie, he encontrado una referencia una película con un extrañísimo título.A Wong Foo: ¡Gracias por todo!, Julie Newmar. To Wong Foo: Thanks for everything!, Julie Newmar.
En Chile, talvez por el título, tan extraño se tradujo con “Reyes o Reinas”
Otra película de drag queen, como Priscilla, Reina del Desierto, aunque no llega a superar al filme australiano. Sin embargo, muestra a un Patrick Swayze convertido en una auténtica reinona, y eso es algo que no se ve todos los días...
Vida Bohème (Patrick Swayze) gana un concurso de drag-queens en Nueva York, y comparte el premio con una amiga suya, Noxeema Jackson (Wesley Snipes), que consiste en un viaje a Los Ángeles para participar en otro concurso a escala nacional. Ambas están muy ilusionadas con ello, pero cuando Vida se da cuenta de que Chi-chi (John Leguizamo), un "latinito con faldas", tiene el corazón destrozado porque no haber ganado, Vida decidirá vender los billetes de avión, alquilar un viejo descapotable e irse las tres juntas a California.
El dueño de un restaurante de moda (Robin Wiilliams) es un amigo de las reinas que promete conseguirles un estupendo coche, aparece la clave para entender el título de la película. En la pared hay una fotografía de la veterana actriz Julie Newmar, que es el ídolo de Vida de las reinas. por su figura. Disimuladamente, se llevan la foto -la roban- y la colocarán en el salpicadero del coche durante todo el viaje.
De esta forma se adentran en el interior de los Estados Unidos, donde las tres divinas se enfrentan a las incomprensiones de los vecinos de los pueblos por los que van pasando. Hasta que un día el coche se les estropea por completo y tienen que pasar todo un fin de semana en Snydersville, un pueblucho perdido en la mitad de ninguna parte, donde son recibidas con bastante cautela y sorpresa por los vecinos.
Las curvas, el vestuario y la actitud. Por mezclar precisamente esos tres factores, Julie Newmar fue distinguida como la líder de las mujeres más bellas de la TV. Newmar es recordada pese a las cuatro décadas que han pasado de su mayor éxito televisivo: "Batman", donde ella interpretó a Catwoman, Gatúbela.
Allí empieza la aventura de este singular trio, imbuido como siempre del encuentro de la amistad verdadera, el autodescubrimiento y respeto, todo condimentado por momentos de risas que muestran importantes verdades de una forma absolutamente original.
Vi la película creo que el 96, en Concepción no estoy seguro, la vi con mi pareja de ese entonces) y nos pareció bastante atrevida por el hecho de usar íconos netamente masculinos, Wesley Snipes venía de una buena racha de películas de acción, Patrick Swayze aun disfrutaba del exito de su "roadhouse blues" donde interpretaba a un "duro" jefe de seguridad de un boliche y John Leguizamo (desconocido para muchos) salia de la serie de la guerra de Vietman "call of duty" que tuvo bastante exito (aprovechado por el frenesi que desperto "peloton), se había encasillado en latinos narcotraficantes de Miami. Luego, fue bastante arriesgado el usar a tres "machotes" para hacer los papeles de esas encantadoras "damiselas" en peligro. La pelicula se adelantó a su tiempo no solamente 10 años sino que quizas mucho mas porque sirvió y sirve para "humanizar" a los gay que aun ahora son un tabú para nuestra sociedad, y el mensaje es claro, no importa como se vean, son seres humanos como todos.
Vista la película con ojos actuales, no es más audazque programas de televisión como: “Simple Life” (el programa de Paris Hilton en el que viajan por la América profunda y se hacen la burla de sus habitantes), “Queer Eye for the Straight Guy” (El programa donde un grupo de cinco gays le enseñan a vestirse, a comportarse y le redecoran el piso a un joven heterosexual, al mismo tiempo que se burlan de él), el humor gay de Jack McFarland de “Will & Grace” y los problemas maritales de “Desperate Housewives”.

“The Wong Foo…” se adelantó a su época, o su director tuvo la visión de ver lo que se convertiría la cultura popular en menos de una década. Los temas de la moda y del estilo, el humor y la irreverencia reunidos en el mismo saco con la libertad de elegir y de oponerse con la sociedad actual no son más que el zeitgest de este nuevo siglo que se plasmó muy bien en los ambientes de la película, desde los bares de “Drag Queens” de Las Vegas, hasta el pequeño y deprimente pueblo donde acabará el trio de actores-actrices.

...Estoy cerrando el texto en forma intempestiva, porque no quería que saliera en una fecha diferente...

Esta historia sigue


jueves, 17 de septiembre de 2009

Una glosa marginal al debate de la izquierda

Aunque rastrear en a historia las taras del presente es un método pasado de moda, voy a hacerlo, principalmente porque quiero oponer al tema en discusión la idea de “reformismo obrero”. La noción, muy usada en los 70s por el MIR apuntaba a la concepción frentepopulista que el PC jamás habría superado.El MIR fue una de las corrientes que desde un primer momento criticó la fórmula de la "vía pacífica al socialismo". Criticó consecuentemente las claudicaciones del PC frente a la DC. Sin embargo, las críticas a las claudicaciones no llegan la crítica de la estrategia frentepopulista, de aquí que su política resultara incorrecta y no alcanzara a desarrollar una estrategia independiente que oponerle. Se puede decir que el carácter frentepopulista de la UP era identificable desde un primer momento, tanto por sus definiciones estratégicas como por su política. Sin embargo el período posterior, de la dictadura, tampoco es analizado desde el carácter de clase de la política del PC, porque la realidad de la lucha de clases, la gestión y la actividad del gobierno militar y la oposición desde la izquierda parece obnubilar la mirada para definir con objetividad y precisión dicho carácter de clase en su política.. A pesar del resto de la izquierda, en el gobierno la UP en un comienzo existía un claro predominio del reformismo obrero, lo que explica la capacidad del grado de iniciativa que el gobierno mostró en muchos planos. Pero la lógica pactista patrlamentaria, hizo que las masas empezaroa a disminuir su participación de hecho, muchas de sus movilizaciones no solamente empiezan a carecer de una conducción revolucionaria por sus intereses más directos, sino que también se cuestionará crecientemente la justeza y legitimidad de tales movilizaciones. Gran parte de las medidas del gobierno de la UP se hicieron por la vía burocrática administrativa... Paralela a esta desmovilización progresiva, las clases dominantes irán pasando eficientemente a la ofensiva. Esta situación va a ir creando las condiciones que permitirán que la pequeño burguesía reformista del gobierno asuma un papel cada vez más predominante... Desde un tiempo a esta parte , por lo tanto, lo que ha estado predominando en el bloque llamado izquierda son las políticas de la pequeñoburguesía reformista- y solo secundariamente el reformismo obrero- vale decir, capas sociales capaces de levantar programas y consignas democráticas, populistas, no marxistas leninistas... Al cabo del tiempo se va a ir profundizando el abismo existente entre la agudización de la lucha de clases por la base y las debilidades políticas que se han ido acumulando. Para referirse a la UP, Luis Vitale usa la expresión "coalición hegemonizada por los partidos de izquierda" que remye a una suerte de alianza entre el "reformismo obrero" y el "reformismo pequeño burgués", donde este último "hegemoniza" dicha coalición. De fondo está la idea de ausencia de una estrategia, un programa y una política proletaria independiente, y por lo tanto de una organización obrera independiente. La sola existencia de dicha coalición significa la subordinación de la clase obrera al ala pequeñoburguesa, por más minoritaria que sea esta, ya que es esta la que históricamente conduce, estratégica, programática y políticamente.Vale la pena recordar la advertencia de León Trotsky: "Dar a las jerárquicas relaciones políticas basadas en la explotación, el nombre neutral de un 'bloque' es burlarse de la realidad. Un jinete no es un bloque entre un hombre y un caballo". Si se desea pensar el problema desde cierta heterodoxia, la dirección político cultural sobre esta alianza, llamándola hegemonía, sigue estando en una franja de la pequeña burguesía. Las críticas a las "claudicaciones" o “traiciones” del PC, no alcanzan a explicar el carácter de conciliación de clases de este partido, es decir, que estan insertos en su definición y su estrategiaMás allá de los eventuales giros a izquierda o derecha que puedan tener los gobiernos y los partidos, en parte importante por la acción de las clases, la estrategia de un partido político no se define por esta "brecha", por esta "mayor o menor movilización". Pero esto es algo bien concreto. La desmovilización se produce justamente por la falta de una estrategia de clases o de objetivizar al actor que se encarna, es decir, del combate irreconciliable a todas las alas de la burguesía y sus partidos y la lucha por el poder obrero; se produce por la estrategia frentepopulista de conciliación de clases. Al pensar tanto la resistencia al golpe como una política de Rebelión Popular, el eje estuvo puesto en la formación de pequeños núcleos de combate, y no en la acción decidida de la clase formando su propia fuerza material. El enfrentamiento de las tropas con la clase obrera y las masas es un aspecto más de la lucha de clases y la insurrección, donde si bien el aspecto puramente militar no es menor ni secundario, sí debe estar subordinado a aquel. Como afirmaba León Trotsky: "Es preciso que los soldados vean con toda claridad que el pueblo se ha echado a la calle para una lucha decisiva... Entonces, y solamente entonces, se da el momento psicológico en que los soldados pueden pasarse a la causa del pueblo... Así, la insurrección es, esencialmente, no una lucha contra el ejército, sino una lucha por el ejército. Si la insurrección continúa, aumenta y tiene posibilidades de éxito, la crisis de transformación en los soldados estará más cerca". La RPM no pudo oponer una estrategia opuesta a la del frentepopulismo, limitándose tan solo a una crítica parcial y empírica por izquierda, lo que lo terminó convirtiendo en el último eslabón de la cadena de la conciliación de clases.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Acerca de los héroes que formaron el secreto de mi identidad

DE HÉROES Y ANTI HÉROES (¿QUÉ ES ESO?)

Si el seno de la tierra no podía retener al rey del mal, si las armas de plata no podían acabar con su horrenda existencia, si el siniestro Doctor Mortis era indestructible, ¿Cómo, pues, podía librarse el mundo de tan nefasta presencia?
“Réquiem para el Doctor Mortis”

En la tierra fértil e impresionable de mi edad infantil, en los de verdad felices años setentas (70´s) ya es de noche.

Estoy acurrucado en mi pequeña cama en el segundo piso de madera en la casa de mamá. Las luces están apagadas y antes de dormir, se inicia uno de los ritos más sagrados para mí… En una radio Motorola de lo más moderna a 1970.Es la hora de la cita nocturna con las aterradoras historias del radioteatro del Siniestro Dr. Mortis, creado por Juan Marino. El personaje del Siniestro Doctor Mortis fue creado por el guionista Chileno Juan Marino Cabello. Fue en Punta Arenas, primero en forma de un radioteatro que se transmitió exitosamente en diferentes emisoras Chilenas entre 1945 y 1982. Simultáneamente el personaje se volcaría a las páginas de comic y obtendría su propio programa de televisión entre 1971 y 1973, a través de las pantallas de Canal 13. Se editaron varios longplay con episodios de la serie radial, e incluso un disco de música tropical. En 1973 la Editorial del Pacífico publicó tres libros de cuentos con las Memorias del Dr. Mortis escritos siempre por Juan Marino.

En una sorprendente señal de postmodernidad, en un determinado momento, paralelo a lo más intenso de la lucha de clases, el Dr Mortis estaba simultáneamente en los kioskos, en la radio y la tevé. El mismo episodio en tres formatos distintos. Papá-seguramente por sus contac tos y pitutos en radio (cantaba Opera)-, conocía a Juan Marino.- y me lo presentó. Un viejo simpático. Pero igual. Escuchábamos ansiosos y aterrados el radioteatro emitido diariamente por Radio Portales. Los episodios son narrados por la inolvidable e inconfundible voz del propio Marino encarnando a Mortis.

Gracias a la web he escuchado ahora la entonces habitual introducción musical del programa que resulta ser - la cultura no ocupa lugar - “Una noche en el Monte Calvo” de Mussorgsky y luego la esperada y siniestra carcajada inicial del anfitrión de la noche. Me revolvía inquieto entre las sábanas y me preparo para el horror.


Como un regalo, les ofrezco un episodio del Doctor Mortis de Juan Marino, guionado por su esposa Eva Martinic, como todos los episodios de Mortis. Se trata del episodio titulado “Ling Fu”.

Este radiocuento, como los llamaba el propio Marino, tiene también su versión en historieta en el Nº 71 de El Siniestro Dr. Mortis bajo el título de “Dr. Mortis y el Tazón Chino”, el que a su vez es una adaptación del cuento: “El Cuenco de Cobre” de George Fieldin Eliot, que también fue editada en México en la revista “El Monje Loco”. Disfruten la primera parte de esta notable historia de venganza china.




http://www.mortis.cl/clasicos-del-dr-mortis/radioteatro/radioteatro-ling-fu-parte-1/comment-page-1/

Si hay algo a lo que poder culpar de mi tremendo afecto por el cómic y los géneros del terror y la ciencia ficción, se debe buscar en este periodo de mi vida. Este radioteatro y muchos otros como el de La Tercera Oreja o “Lo Que Cuenta El Viento”, marcaron profundamente su huella en mí y en muchos otros niños y adolescentes chilenos.

Eran relatos, a veces, ciertamente ingenuos, pero muy osados y aterradores en otras ocasiones. Con estos relatos aprendí mis primeras palabras difíciles, como: Nictálope, cadáveres, incorpóreos, gragea, hedor. Muchas de las historias contadas eran originales, pero también había mixturas y adaptaciones no declaradas de cuentos, films y novelas. Pero, fuese cual fuese su origen y calidad, todas ellas forman parte de mi recuento de historias más queridas de todos los tiempos. El otro secreto que me llevó inevitablemente a las redes del cómic (y a este artículo, por cierto) es mi padre. Carlos, que así se llamaba él, me traía casa a mí, un niño tímido y retraído, las revistas de la editorial ZigZag, la que luego se convertiría en Quimantú, la misma que adoptaría después del golpe militar el nombre de Gabriela Mistral. Orgulloso el hombre que hubiera aprendido a leer solito, me traía más y más revistas que devoraba sib irden ni concierto.

ZigZag y Quimantú fueron creadoras y editoras de una gran variedad de historietas locales y extranjeras.

Una de ellas era el cómic del Siniestro Dr. Mortis, que siempre contó con los guiones de su creador original: Juan Marino Cabello y las aterradoras portadas y dibujos interiores de un gran número de dibujantes que invitaban al horror.

Por las mañanas, al despertarme podía ver a los pies de mi cama el regalo de mi padre: en maravilloso abanico, podía ver todas las revistas que hoy muchos buscan desesperados en las ferias persas y las librerías de viejos (Cabro Chico, Far West, con la bellíisima Vandalia West, Dimensión Cero, con Chago Compton, el Gásfiter Espacial, Guerra, U2, Jungla, Mizomba, Cinco por Infinito, con esas actrices y modelos voluptuosas que Esteban Maroto había convertido en viajeras del tiempo y el espacio, Garra de Acero, El Manque, etc.).

El candidato a humano que era yo, por ese entonces, devoraba ingentes cantidades de aventuras desbocadas, lo que explica claramente muchas de mis torcidas inclinaciones y desviaciones adultas, con las que hoy flagelo a cuantos me rodean. Pero de todos esos cómics, entre mis favoritos siempre ha estadol del Siniestro Dr. Mortis.

Resumen de sociólogo:

Las revistas de historietas logran su punto cúlmine al final de la década del sesenta logrando distribución en Chile y el extranjero de la mano de la poderosa editorial Zig-Zag. Aún no se masifica el uso de los televisores así que la lectura es uno de los principales pasatiempos. Con la llegada del gobierno socialista en 1971 la historieta es usada directamente como un elemento panfletario, una herramienta para preparar al pueblo en la defensa de sus derechos además de ser un medio de entretenimiento bajo el alero de Editorial Quimantu, la nueva empresa editora estatal.

El mandato presidencial de don Salvador Allende no significó la desaparición de las revistas de historietas en forma definitiva pero sí un nuevo enfoque que originaría el caldo de cultivo para las revistas marginales que darían pie a la nueva revolución de la historieta en Chile en la década siguiente.



12 de febrero: Editorial Zig-Zag vende sus activos al estado para que nazca la editorial estatal que llevaría por nombre Quimantú. De esta manera la gloriosa Zig-Zag queda como entidad privada y cliente de Quimantú (que significa «sol del saber» en mapudungun) ya que necesita sus imprentas para las publicaciones que seguirá editando y pretende renegociar su situación en dos años más. Las marcas que se venden a Quimantú fueron: Hechos Mundiales, que retoma el formato de “Sucesos” y mantiene el equipo ediorial, el Jinete Fantasma, Confidencias, Telecran, Saber Comer, Far Wes, Espía 13, El Siniestro Doctor Mortis, Intocable, Jungla, Agente Silencio, Guerra...! (que fundió las revistas SOS, U-2 y Trinchera y 5 por Infinito. Editorial Zig-Zag seguiría con los títulos Disneylandia, Fantasías, Tío Rico, Tribilín, Ercilla, Vea, Rosita y Condorito.






Marzo: El Club Disney deja de atender a sus socios hasta nuevo aviso, lo cual nunca se concretó. las chapitas del clubde los Cortapalos nuncame llegaron a pesar que mi papá las canceló.

En Zig-Zag se tradujo y se aplicó color, un color plano y en general sin ningún criterio, que a veces empastaba el dibujo y lo hacía muy confuso, sobre todo en el caso de autores británicos, con su característico estilo clásico de elegantes achurados. El éxito de las revistas llevó a Zig-Zag a crear un cuarto título: GUERRA...!, revista de 64 páginas -el doble que las demás- en las que se encontraban historias aéreas, navales o terrestres. En GUERRA...!, además, se publicaban dossiers sobre el conflicto, biografías y fichas técnicas, con fotos e ilustraciones, siguiendo la pauta de U2 con su "Colección U2", páginas centrales con la historia de los aviones más famosos de la guerra, o TRINCHERA, con su contraportada dedicada a las armas e ingenios de la infantería, ambas ilustradas por Max Carvajal. En blanco y negro en su primera etapa, se editaría luego en color. En algunos números se incluían en la portada los llamativos logotipos de sus revistas hermanas. Zig-Zag publicaba además ESPIA 13, que narraba las aventuras de David Doughty, agente del servicio secreto inglés. En AGENTE SILENCIO, se podían leer las aventuras de Marouf, aristócrata francés aparentemente postrado en una silla de ruedas en su castillo. Estos personajes también se insertaban en el marco de la Segunda Guerra Mundial. El material de ambas revistas venía de Inglaterra.











GARRA DE ACERO


UN HEROE DE LOS SESENTA


Era el año 72. Mi madre me hacía acompañarla a las colas, que para mi no eran ni el símbolo del malvado marxismo que nos quería controlar a través del hambre y las JAP, ni tampoco una maniobra del fascismo. Eran el espacio donde me encontraba con los otros niños hijos e hijas de las colindantes vecinas de cola, amigas de mamá. Intercambiábamos juguetes, revistas y algunas otras cosas. Una vez jugábamos con las granadas lacrimógenas que habíamos encontrado. Después del 73 no los volví a ver. En una ocasión en el barrio Franklin, en una cola para pollos, para que me quedara tranquilo y dejara de hablar, Mamá me compró lo primero que encontró, un ejemplar de “Garra de Acero”. ¡Horror! Igual que me pasó con la tura de Modesty Blaise, se convirtió en una adicción. En alguna ocasión -se le fecha, pero sería un despropósito mencionarla- obligué a que me fueran a comprar el diario la La Segunda. Yo estaba enfermo en cama, pero no podía dejar de seguir las aventuras de Modesty Blaise - un James Bond femenina - que interpretó una Virni LIsi en lo mejor de su época.

Pasado este recuerdo, debo hablar de “Garra de Acero” una pirateada revista chilena copia de otra española del genial Carlos Gimenez, que en España se había llamado “Delta 99”, antes que Gimenez hiciera la saga de “Dany Futuro”.

Ahora hablo yo,a mis 40 y tantos. Garra de Acero o DELTA 99, como el lector enseguida percibe, es una obra de juventud. Está realizada por un dibujante que empezaba a serlo y que suplía su falta deexperiencia con grandes dosis de entusiasmo y dedicación.

El gran acierto de DELTA 99, desde el punto de vista gráfico, quizá sea el hecho de haber dotado al héroe tradicional del comic de aventuras de los atributos del personaje de romance. Es decir, chico intencionadamente guapo - -, pelo largo -inusual en aquella época en los tebeos de aventuras-, camisas de flores, chaquetas entalladas... Y por lo que se refiere a los personajes femeninos, peinados sofisticados, vestidos estampados, minifaldas, etc. Chaquetas sobre la piel, sin corpiños.

Garra de Acero o Delta 99 es un extraterrestre con un aspecto totalmente humano. Uno de los mayores fallos del guión es que nunca sabemos nada de su cultura, su mundo, los poderes que le proporciona una ciencia avanzada pero desconocida, ni del por qué y para qué se halla en nuestro planeta aparte, claro está, de la ambigua misión de impedir el mal. El Anciano le había dado a Garra la misión de mantener el orden en la Tierrala Federación de Planetas Habitados. Delta 99 constituyó un ensayo para Dani Futuro un año más tarde. La diferencia entre las dos es notable. En la primera apenas encontramos indicios de los montajes analíticos, saltos temporales y elipsis narrativas cosas, todas ellas, que constituyen unas de las mejores bazas de un dibujante no excesivamente dotado para el dibujo realista pero que es, sin duda, el mejor narrador de toda la historia del cómic hispano. En la fuertemente represiva sociedad española de finales de los sesenta, los autores intentaron introducir uno de los elementos más perseguidos por la censura franquista: el erotismo. hasta que esta estuviera lista para entrar en

Hay que decir sin embargo que la timidez con que se abordó justifica su fracaso. Las chicas de Carlos, basados en los modelos de las chicas pre destape.Eso se dice hoy, pero en los 70s permitían soñar. Aún conservo ejemplares de "Garra..." Todavía los compro si los encuentro en Franklin o San Diego...





Los editores y guionistas habían elegido como paradigma el estilo impuesto por los guiones del primer Flash Gordon: narraciones simplistas y esquemáticas, en las que los "buenos" eran modelo perfecto de la fuerza puesta al servicio del bien y donde los malos eran seres abominables, codi­ciosos, lujuriosos y sádicos que pretendían dominar al mundo o, como mínimo, su particular entorno territorial.

Lo genial eran entonces las malvadas. Una malvada especialmente turbadora en Garra era La Esfinge, siempre rodeada de esclavas tan semidesnudas como ella y donde un lesbianismo galopante hacía las veces de enganche para el lector.

Igual que en Flash Gordon al menos había la inventiva de un universo distinto poblado de hombres con alas, ciudades arbóreas, be­llas princesas y un sinfín de elementos fan­tásticos, exóticos y atrac­tivos.

La idea inicial de Delta 99 partió de Josep Toutain, direc­tor y propietario de una agencia de producción de comics, y más tarde editor, al que hay que reconocer sus intentos de renovar y dignificar el cómic español. Jesús Flores Thies primero y Víctor Mora después fueron los encargados de escribir los guiones. Para el dibujo se contó con Carlos Giménez, quien a partir del episodio octavo dio la alterna­tiva a su amigo y excelente dibujante Adolfo Usero, como colaborador primero y como dibujante único a partir del episodio onecavo.

Si en lo que se refiere a los guiones ya hemos mencionado el claro esfuerzo de renovación de los autores, a lo que hay que añadir la introducción de un evidente erotismo todavía larvado para bordear la censura, las planchas de Carlos Gimenez constituyeron una autentica revolución en el grafismo y el lenguaje con una planificación, un montaje, la introducción de diversos tipos de fundido y unos saltos elípticos insóli­tos hasta la fecha en el panorama del cómic autóctono. Ya desde la pági­na de presentación las viñe­tas parecen perder su lugar, dimensión y colocación para ofrecer un lenguaje moderno y dinámico. Y a partir del segundo episodio Giménez comenzó a prescindir de la compartimentación en viñe­tas para trabajar la página como unidad narrativa. Delta 99 es un cómic de ciencia ficción, categoría que no abundaba mucho. Ahora, las ideas de fondo se basaron en temas y planteamientos que estaban de moda en aquel momento, el año en que se estrenó la película de Kubrick, 2001, Una Odisea del Espacio. El hombre no está solo en el Universo y civilizaciones más antiguas y avanzadas que la terrestre han de velar para que nuestra tecnología y nuestra fuerza nuclear, sumadas a nues­tro belicismo y nuestra inconsciencia no sean una amenaza para los extraterrestres, que en este caso son presentados como pacíficos, bondadosos y generosos. Por esto Delta, el protagonista, que procede de la "Confederación de Planetas de las Tres Galaxias", es enviado a nuestro plane­ta para velar por la Tierra hasta que esta se encuentre preparada para integrarse en la citada Confederación. Y por lo pronto para controlar y aniquilar a Peligro 1, alienígena que ha tomado la Tierra como base de operaciones para atacar a la Confederación.






Peligro 1 era una alienígena alta, rubia, siempre con los tirantes de los sujetadores a medio caer. Mostrando los hombros y el nacimiento de los senos.

Una villana ideal. Garra, en todo caso, es indiferente a ella. Pues está enamorado de Lu, la pirata china, versión aún más erotizada, si cabe, de la Dragon Lady de Milton Caniff

Delta tiene unas capacidades distintas y superiores a las de los humanos, de forma similar a Superman pero que nunca se concretan de manera precisa, es fuerte, inteligente y de una agilidad pasmosa. No es invencible y más de una vez corre grandes peligros en situaciones extremas. Cuando Peligro 1 es vencida, la serie cambia de planteamiento y a partir de entonces Delta luchará contra traficantes de droga, empresas de asesinos profesionales y toda clase de delincuentes que, como los clásicos malos, intentan sub­vertir en su favor el orden establecido.

Sin que puedan fal­tar, fruto de la época, los misteriosos "camaradas" de una potencia no mencionada que quiere destruir a los EE.UU. y empezar una tercera guerra mundial para obtener el dominio del planeta y esclavizar a los humanos. Sorprendió en aquella época contemplar como las historie­tas de Carlos Giménez tenían fondos documentados y muy bien cuidados. Los típicos primeros planos de tantas historetas, que los españoles llaman tebeos, que servían a muchos dibujantes para obviar el dibujo de fondos y am­bientes, aquí sólo se utiliza­ban cuando eran necesarios para la narración. Los per­sonajes iban vestidos a la moda del momento, melenas, pantalones acampanados, camisas floreadas, minifaldas, grandes y vistosos pen­dientes, peinados exóticos, jerséis cuello de cisne, biki­nis a veces falta de ellos; y atrezzos apropiados para caracterizar a grupos determinados como el de "los sucios", especie de ángeles de la muerte moto­rizados que lucen símbolos nazis. Es asi, como cuando el guión nos dice que la acción transcurre en San Francisco, las viñetas muestran sufi­cientes elementos como para que lo creamos realmente. Y lo mismo sucede si nos ha­llamos en un escenario de la guerra civil americana o en las cumbres del Himalaya.


En Delta 99, Carlos Giménez no había alcanzado todavía la madurez creativa que le convertiría en uno de los grandes maestros del cómic mundial, pero estaba a punto de conseguirlo. Sólo un año más tarde Gaceta Júnior pu­blicaba ya las primeras planchas de la serie Dani Futuro y en la década siguiente se publicaron tres de las mejores obras del autor: Hom, Koolau el Leproso y Érase una Vez en el Futuro. Sin contar, con su obra básica, el extraordi­nario Paracuellos.

Garra de Acero (1972), aparece usando el nombre de una revista antes publicada por Zigzag para editar en Chile y Colombia las aventuras de Delta 99 de Carlos Giménez, evitando acusaciones de plagio directo.

Terminada Editorial Quimantú, surge un proyecto independiente, Editorial Dilapsa, con, entre otras, la revista “Garra de Acero”, entre 1973 y 1975. Agotado el material español, se hacen cargo de la revista FMB Producciones Editoriales Limitada, con los chilenos Lincoln Fuentes, Gonzalo Calvo y Onofre Díaz, con guiones de Ventura Marín, los que asumen el desafío de mantener el estilo de la historieta durante muchos números.






martes, 8 de septiembre de 2009

EL TENIENTE BLUEBERRY. BOSQUEJO EDITORIAL DE UNA OBRA QUE SE CONVIRTIÓ EN LEYENDA













En 1985 conocí las aventuras del Teniente Blueberry, el que probablemente sea el màs inspirado comic del western que se haya hecho en Europa.
Esta nota trata de entusiasmar al que la lea para que encuientre dónde dejó abandonados sus viejos fasículos, para que busque donde comprarlos o para que torture a la web hasta que le diga cómo conseguirlos.
Como las pelìculas italianas, lo que realizarán la pareja Charlier (Guiones) y Jean Giraud (GIR como dibujante, antes de convertirse en Moebius), marcarìa una historia.
Michael Steven Donovan es el hijo del dueño de una plantación sureña, pero una acusación errónea le lleva a unirse al ejército del Norte contra los Confederados. Se convierte en Mike Blueberry, el perfecto antihéroe: noble, jugador empedernido y siempre metido en peleas. Blueberry es un personaje que habita un universo inspirado en los mejores westerns italianos, rodeado de forajidos, charlatanes y caza-recompensas, pero los autores no olvidan su sello personal con unos escenarios variados y detallistas y diálogos ricos e irónicos.

En la década de los sesenta y primeros años setenta el western cinematográfico en Estados Unidos no se encontraba en sus mejores momentos. A la expansión del género durante la década anterior, fechas en las que se realizan sus mejores obras, sigue una fase donde la creatividad entra en receso pese a permanecer en activo grandes clásicos del género como Ford, Hawks y Walsh. Pese a todo, autores como Sam Peckimpah, Ralph Nelson, Samuel Fuller, John Sturges, Robert Aldrich, Clint Eastwood o el italiano Sergio Leone están en el comienzo de unas carreras prometedoras o si acaso en la madurez de las mismas, asegurando con su trabajo un momento fecundo de creación.

Charlier con una técnica narrativa muy en consonancia con el medio fílmico, asume de este, importantes influencias que se evidencian con paralelismos en filmes contemporáneos o en precedentes. De esta manera en los primeras historias de la serie o en el ciclo de Nariz Rota de Charlier y Giraud, con las guerras apaches como telón de fondo se reconocen ascendientes de filmes como Apache (1954)de Robert Aldrich, y en ambas narrativas un feroz retrato del pueblo apache. Los apaches quedan definidos como seres prácticamente invencibles merced a su prodigiosa adaptación telúrica y al aprovechamiento hasta el infinito de recursos muy limitados. Esa èpica se coló parcialmente a fines de los sesenta en un serial televisivo "sucio", opuesto a "Bonanza", "The high Chaparral".
Escenas en donde un grupo de indios juguetean con una cabeza decapitada, o la introducción de un rabo de perro en la boca de un colono muerto entre torturas plasman a un pueblo que Charlier humaniza en exceso y que Giraud atina en su aspecto físico.
En 1950 Delmer Daves realiza Broken Arrow, un western que intenta rehabilitar el sentir y el modo de vida de los indios apaches. Su importancia histórica es enorme, ya que a partir de ese film la óptica racial de los westerns cambia radicalmente. En 1965 Sam Peckimpah rueda Major Dundee, que refiere una expedición de castigo de un batallón mandado por un enfermizo oficial (Charlton Heston) contra los apaches de Sierra Charriba, demonios parecidos a los que Aldrich retrataría siete años después. Pese a que los indios constituyen lo anecdótico de la cinta su presencia es siempre ominosa y escalofriante. La argumentación central -como en casi todos los filmes de su autor- reside en la amistad perdida y su mutación en odio siempre con el inevitable tono crepuscular, en el que Peckimpah creía cual si de una religión se tratara.
Las guerras apaches son narradas con la sugestión vitalista típica de Raoul Walsh en su último y considerado trabajo: Distant Trumpet en 1964. Guerreras azules vestidas por jóvenes oficiales, maduros y tolerantes generales, intrépidos indios y cargas épicas. Donde el homenaje -por no decir plagio descarado- es en la historia “L’homme à l’étoile d’argent” o "El hombre de la estrella de plata",de desarrollo muy similar al título de Howard Hawks Rio Bravo (1959). Un Blueberry en el rol de John Wayne, un McClure émulo de Walter Brennan, y las resencias de una maestra (en el film era una corista interpretada por una jovencìsima Angie Diockinson) y un muchacho, ponen fin a una molesta banda de facinerosos que tiene dominada una pequeña ciudad. Aunque la narrativa de Hawks es más fluida y su estudio de personajes más cuidado, la historia de Blueberry (aun con la falta de un quinto personaje equivalente a Dean Martin) se mantiene con sorprendente lucidez, siendo especialmente admirable en las escenas del fuerte.

El propio Hawks se plagió a si mismo en 1967 con Eldorado, renovando la historia hacia tintes de ocaso, en donde John Wayne y Robert Mitchum limpiaban la ciudad de pistoleros representando estos últimos una vejez en la que la pareja protagonista intenta suavizar su entrada.
En este relato Charlier y Giraud llenan toda la trama de numerosos personajes, cual si de una historia coral se tratase, además de utilizar panorámicas cargadas de abundante paisanaje que homenajea con cariño el particular estilo del viejo maestro De Mille. En la cinta dirigida por Ralph Nelson en 1970, Soldier Blue, un remedo de Custer ordena el exterminio de un pacífico poblado indio que probablemente pudiera simbolizar alguna matanza -tipo My Lai- del ejército estadounidense en la guerra de Vietnam. Los últimos veinte minutos muestran con todo tipo de trucajes la matanza precedida de violaciones, torturas y otras lindezas que los asesinos uniformados perpetran contra un pueblo indefenso. Película mutilada- cuando se pasa por la televisión lo hace con el montaje truncado- y pese a todo circula en video.

Es asì que entre mediados de 1969 y 1970 aparece la primera saga del Teniente Blueberry corta, con solo dos historias, aunque con la segunda algo más larga de lo habitual, ambientada en los Montes Superstición (Arizona). Hay una huida de las grandes multitudes y del protagonismo coral pues la historia se mantiene con media docena de personajes, eso sí, perfectamente dimensionales. Mentiras, ambigüedades, crueldad y socarronería convergen en un paisaje asfixiante y claustrofóbico con una narración de ritmo lento y que se resuelve con una elipsis desmesurada en su segunda y última historia (“L’Spectre aux Balles D’Or”). El habitual protagonismo de Blueberry cede ante las brillantes figuraciones de McClure y Prositt Luckner dos viejos que aunque parezcan un par de truhanes desvergonzados esconden recursos de la más refinada eficiencia y crueldad.
Charlier va revelando la biografía de Prositt provocando la sorpresa del lector cuando este se topa de bruces con un contumaz asesino.
El auge que había experimentado el western europeo a mediados de los años sesenta cala en los autores por lo que ambos se posesionan de modos narrativos con esta particular estética barroca cuyo máximo representante es Sergio Leone en sus tres famosos filmes rodados en Almería, interpretados por Clint Eastwood e instrumentalizados por Ennio Morricone: Per un pugno di dollari, en 1964 de estructura lineal y narración seca que recuerda una obra de Dashiell Hammett, Per qualche dollaro in piu (1965), una versiòn western de "Cosecha Roja", próximo a una superproducción, y Il bouno, il brutto, il cattivo (1966) superproducción en toda regla con libertad para imponer su estilo personal y sus juegos narrativos con el tiempo.
El rostro de Blueberry se acerca más que nunca al del actor francés Jean Paul Belmondo, mientras que el del pistolero viejo y socarrón toma las facciones del venerable Spencer Tracy con una expresión tan torva como la que podría lucir Lee Van Cleef (eterno secundario del espagueti western en general y fetiche de las películas de Leone en particular). El guiño fue corromper la humanitaria figura de Spencer Tracy de manera parecida a la realizada por el mismo Leone con el casi siempre bonancible Henry Fonda en C’era una volta il West (1968) en la que interpretaba a un temible pistolero vestido de negro, vicioso y ruin. En sus westerns Leone (y ciertamente Charlier) mezcla lo paródico con lo sublime por lo que en su narrativa no se sabe si se mitifica el género, se desmitifica o suceden ambas cuestiones. Lo que sí es una realidad es la liberación del western de las pantallas de televisión para reincorporarse en las salas oscuras, su lugar de exhibición natural. Pero si las figuraciones gráficas y el devenir narrativo evocan al espagueti western, el paisaje en donde Giraud mueve al personaje se hace tremendamente parecido.

La que sin duda es la mejor aventura de Blueberry, en donde su rol cambia de oficial a renegado por lo que mantiene su coherencia y su evolución como persona, consta de tres episodios titulados “Chihuahua Pearl”, L’homme qui valait 500.000 $” y “Ballade pour un cercueil”. En sí misma se adjudica influencias cinematográficas tan genéricas que resulta difícil especificarlas, por lo que más bien simboliza una mixtura del género. Son muchos los factores que determinan que esta historia sea la mejor de todas las realizadas por sus autores. Desde una ambientación mejicana que según Giraud evoca su propio pasado de sexo y marihuana, un guión pleno de acontecimientos poblado de personajes magníficamente trazados que dialogan en conversaciones analíticas de indudable aroma literario, pasando por un montaje de ritmo rápido con unos dibujos (composiciones secuenciales, primeros planos, panorámicas…) como jamás ha realizado Giraud.
Destaca de manera especial la regia presencia de Chihuahua Pearl, prostituta,cantante, pistolera que dispara como un hada, aventurera y mercenaria del espionaje, construida en la mejor tradición del cómic clásico y siguiendo las pautas marcadas porla Mujer Dragón de Milton Caniff, Will Eisner o las cinematográficas de Howard Hawks. Quizás el hecho más peculiar del relato se asienta en que Charlier en vez de inventar nada mezcla los arquetipos más inconfundibles del western. La mujer fatal armada (¡por fin se manifiesta!) el borrachín viejo, los malvados terratenientes y el charlatán que vende panaceas en forma de milagrosos fármacos. Añádase a esa nómina los cazadores de recompensas, los forajidos Jay Hawkers. una banda de renegados sudistas, un torturador chino, un oficial del ejército sudista valiente, pragmático y romántico, el campesino que lo asesina para robarte las botas a la medida que le regaló Pearl y un agente del gobierno mejicano con la misión de recuperar un tesoro que paradójicamente no existe. Pero no solo son los arquetipos, pues la aludida mezcla también interesa a los escenarios más recurrentes del género: ríos, cañadas, desiertos, cuarteles, pasos de frontera, mansiones, penales, burdeles,pueblos abandonados y cuarteles en donde se coreografían los sucesos propios del western, tales como emboscadas, disparos, persecuciones a caballo y escenas de insinuante calado erótico. Un compendio del gran género plagado de gestos para un público cómplice. Un clásico en toda su extensión. Una obra maestra en su acepción más meridiana.

En el álbum decimoquinto (y aparentemente definitivo )de la saga, Charlier apura al máximo el argumento, entrando por unos derroteros francamente innovadores. Una corte marcial de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, expulsa del ejército a Blueberry, que es degradado simbólica y efectivamente delante de la tropa. El ex-teniente, condenado a treinta años de cárcel, es enviado para el cumplimiento de la pena a la penitenciaría de Francisville. El álbum titulado "Balada para un ataúd”, había terminado con la imagen de un furgón celular que lleva al preso a enfrentarse con su largo cautiverio.
La siguiente entrega de la serie, titulada "Fuera de la ley", define la nueva situación del héroe y Gir lo hace de una manera magistral.
El historietista dibuja al personaje imprimiendo en su rostro una dureza que lo hace casi irreconocible. Esta es una audacia que, si no me equivoco, jamás había sido realizada por ningún otro artista del cómic. El nuevo e insensible Blueberry se fuga de la prisión y se ve envuelto en un complot para asesinar al presidente Grant. El magnicidio deberá ser ejecutado por un pistolero especializado llamado Ángel Face, un sicario encargado de realizar el disparo que matará al máximo mandatario de la nación norteamericana. El arma del crimen es un colt de fabricación especial, con cañón largo, culata de fusil y mira telescópica, capaz de acertar a una moneda a seiscientos pasos.
En el álbum "Ángel Face", nombre clave del asesino, aparecido en 1975, Gir se cansa del hombre de la nariz rota y decide matarlo. El atentado al presidente Grant es frustrado por nuestro rudo teniente. Después de una larga huidadel asesino frustrado en la que todo el mundo le persigue, Blueberry le encuentra sobre una locomotora que descarrila en una curva y explota.
Todos damos por sentado que el personaje muere en el accidente. La serie queda suspendida y Gir, con el seudónimo de Moebius, en alianza con Jodowowski, se lanza al campo de la ciencia ficción, un género nuevo y experimental con el que, en años sucesivos, tendría un éxito resonante.
¿Fin?
En 1990 el ciclo de Blueberry tocaba a su fin.
Con las anotaciones dejadas por el guionista Charlier (fallecido en 1989) Giraud culmina la saga de Blueberry en el epílogo titulado “Arizona Love”, en el que con un insólito aire de desmitificación el protagonista busca consumar su amor con la aventurera Chihuahua Pearl para posteriormente declarárselo para toda la eternidad. Giraud ni construye con la facilidad ni con la eficiencia con lo que lo hace Charlier.
Ante el dilema de finiquitar una historia dándole un final de tinte mítico, o por el contrario mantener activo un personaje que lo había enriquecido, Giraud entierra a Moebius y su alianza con Jodorowski y resuelve en una solución salomónica. Separará a la pareja para mantenerlos en sus roles arquetípicos y por tanto legendarios (un vagabundo y una aventurera, ambos solitarios) y anunciará de manera sutil el retorno del héroe en la última viñeta. En ella se observa a Blueberry cabalgando con la cara hacia el lector en franca oposición a las fábulas del oeste en donde el jinete se aleja del espectador y se funde directamente con una pradera eterna puerta de entrada al paraíso de las leyendas. Al renegado Blueberry se le niega pues el encuentro con Shane (1953, George Stevens) con el hombre muerto sin nombre (High Plains Drifter 1973, Clint Eastwood), plagiado por si mismo en el predicador Pale Rider (1985, Clint Eastwood).

En 1995 vuelve a reaparecer el héroe Blueberry, realizándose hasta 2003 cuatro álbumes engranados argumentalmente y firmados por Giraud. Pero… ¿es el mismo personaje que apareció en Pilote en 1963? Eso es otra historia. Otro blog.

viernes, 4 de septiembre de 2009

La primera musa del cine B







El submundo del cine fantástico y de terror tiene sus propios mitos, como todos los submundos. Si hablamos de cine de serie B mucho más.



De partida, la bellísima Barbara Steele.



Esta actriz británica nacida en 1938 fue la “horripilante” musa de muchos directores que trabajaban el género del “fanta-terror”. Tuve conocimiento de su existencia por primera vez al ver ‘Un Ángel para Satán’ (1966), una produccion italiana de ambientación gótica y romántica dirigida por Camillo Mastrocinque. Sus peculiares rasgos físicos, a medio camino entre chica inocente, enferma mental, muerta viviente y vampiresa y su cuerpo curvilíneo la convirtieron a lo largo de más de una década en una de las actrices imprescindibles del terror europeo de bajo presupuesto. Podríamos compararla con otras musas del terror como Vampira.
Comenzó su carrera en 1960 interpretando el papel protagonista en la película de Mario Bava ‘La Máscara del Demonio’. Pero fue al año siguiente cuando, de la mano de Roger Corman, coprotagonizó ‘El Pozo y el Péndulo’, una película basada en el célebre relato de Edgar Allan Poe. En un intento de no quedar encasillada en este tipo de personajes, Barbara Steele consiguió un pequeño papel en la obra ‘8 1/2′ (1963) de Fellini, aunque finalmente volvió al cine fantástico con cintas como ‘El Espectro’ (1964), ‘Voces Blancas’ (1964), ‘El Castillo Sangriento’ (1964), ‘El Largo Cabello de la Muerte’ (1965) o ‘La Maldición del Altar Rojo’ (1968) (”terror-yeyé” en estado puro, una película no muy buena pero recomendable). Después de los años sesenta, Steele fue espaciando sus trabajos, seguramente por la falta de oferta. Los locos años de la década prodigiosa habían terminado y ese tipo de cine también. Sólo participó en películas menores alejadas del terror gótico que la hizo popular, incluyendo un pequeño papel en ‘Piraña’ (1978).