jueves, 10 de septiembre de 2009

Acerca de los héroes que formaron el secreto de mi identidad

DE HÉROES Y ANTI HÉROES (¿QUÉ ES ESO?)

Si el seno de la tierra no podía retener al rey del mal, si las armas de plata no podían acabar con su horrenda existencia, si el siniestro Doctor Mortis era indestructible, ¿Cómo, pues, podía librarse el mundo de tan nefasta presencia?
“Réquiem para el Doctor Mortis”

En la tierra fértil e impresionable de mi edad infantil, en los de verdad felices años setentas (70´s) ya es de noche.

Estoy acurrucado en mi pequeña cama en el segundo piso de madera en la casa de mamá. Las luces están apagadas y antes de dormir, se inicia uno de los ritos más sagrados para mí… En una radio Motorola de lo más moderna a 1970.Es la hora de la cita nocturna con las aterradoras historias del radioteatro del Siniestro Dr. Mortis, creado por Juan Marino. El personaje del Siniestro Doctor Mortis fue creado por el guionista Chileno Juan Marino Cabello. Fue en Punta Arenas, primero en forma de un radioteatro que se transmitió exitosamente en diferentes emisoras Chilenas entre 1945 y 1982. Simultáneamente el personaje se volcaría a las páginas de comic y obtendría su propio programa de televisión entre 1971 y 1973, a través de las pantallas de Canal 13. Se editaron varios longplay con episodios de la serie radial, e incluso un disco de música tropical. En 1973 la Editorial del Pacífico publicó tres libros de cuentos con las Memorias del Dr. Mortis escritos siempre por Juan Marino.

En una sorprendente señal de postmodernidad, en un determinado momento, paralelo a lo más intenso de la lucha de clases, el Dr Mortis estaba simultáneamente en los kioskos, en la radio y la tevé. El mismo episodio en tres formatos distintos. Papá-seguramente por sus contac tos y pitutos en radio (cantaba Opera)-, conocía a Juan Marino.- y me lo presentó. Un viejo simpático. Pero igual. Escuchábamos ansiosos y aterrados el radioteatro emitido diariamente por Radio Portales. Los episodios son narrados por la inolvidable e inconfundible voz del propio Marino encarnando a Mortis.

Gracias a la web he escuchado ahora la entonces habitual introducción musical del programa que resulta ser - la cultura no ocupa lugar - “Una noche en el Monte Calvo” de Mussorgsky y luego la esperada y siniestra carcajada inicial del anfitrión de la noche. Me revolvía inquieto entre las sábanas y me preparo para el horror.


Como un regalo, les ofrezco un episodio del Doctor Mortis de Juan Marino, guionado por su esposa Eva Martinic, como todos los episodios de Mortis. Se trata del episodio titulado “Ling Fu”.

Este radiocuento, como los llamaba el propio Marino, tiene también su versión en historieta en el Nº 71 de El Siniestro Dr. Mortis bajo el título de “Dr. Mortis y el Tazón Chino”, el que a su vez es una adaptación del cuento: “El Cuenco de Cobre” de George Fieldin Eliot, que también fue editada en México en la revista “El Monje Loco”. Disfruten la primera parte de esta notable historia de venganza china.




http://www.mortis.cl/clasicos-del-dr-mortis/radioteatro/radioteatro-ling-fu-parte-1/comment-page-1/

Si hay algo a lo que poder culpar de mi tremendo afecto por el cómic y los géneros del terror y la ciencia ficción, se debe buscar en este periodo de mi vida. Este radioteatro y muchos otros como el de La Tercera Oreja o “Lo Que Cuenta El Viento”, marcaron profundamente su huella en mí y en muchos otros niños y adolescentes chilenos.

Eran relatos, a veces, ciertamente ingenuos, pero muy osados y aterradores en otras ocasiones. Con estos relatos aprendí mis primeras palabras difíciles, como: Nictálope, cadáveres, incorpóreos, gragea, hedor. Muchas de las historias contadas eran originales, pero también había mixturas y adaptaciones no declaradas de cuentos, films y novelas. Pero, fuese cual fuese su origen y calidad, todas ellas forman parte de mi recuento de historias más queridas de todos los tiempos. El otro secreto que me llevó inevitablemente a las redes del cómic (y a este artículo, por cierto) es mi padre. Carlos, que así se llamaba él, me traía casa a mí, un niño tímido y retraído, las revistas de la editorial ZigZag, la que luego se convertiría en Quimantú, la misma que adoptaría después del golpe militar el nombre de Gabriela Mistral. Orgulloso el hombre que hubiera aprendido a leer solito, me traía más y más revistas que devoraba sib irden ni concierto.

ZigZag y Quimantú fueron creadoras y editoras de una gran variedad de historietas locales y extranjeras.

Una de ellas era el cómic del Siniestro Dr. Mortis, que siempre contó con los guiones de su creador original: Juan Marino Cabello y las aterradoras portadas y dibujos interiores de un gran número de dibujantes que invitaban al horror.

Por las mañanas, al despertarme podía ver a los pies de mi cama el regalo de mi padre: en maravilloso abanico, podía ver todas las revistas que hoy muchos buscan desesperados en las ferias persas y las librerías de viejos (Cabro Chico, Far West, con la bellíisima Vandalia West, Dimensión Cero, con Chago Compton, el Gásfiter Espacial, Guerra, U2, Jungla, Mizomba, Cinco por Infinito, con esas actrices y modelos voluptuosas que Esteban Maroto había convertido en viajeras del tiempo y el espacio, Garra de Acero, El Manque, etc.).

El candidato a humano que era yo, por ese entonces, devoraba ingentes cantidades de aventuras desbocadas, lo que explica claramente muchas de mis torcidas inclinaciones y desviaciones adultas, con las que hoy flagelo a cuantos me rodean. Pero de todos esos cómics, entre mis favoritos siempre ha estadol del Siniestro Dr. Mortis.

Resumen de sociólogo:

Las revistas de historietas logran su punto cúlmine al final de la década del sesenta logrando distribución en Chile y el extranjero de la mano de la poderosa editorial Zig-Zag. Aún no se masifica el uso de los televisores así que la lectura es uno de los principales pasatiempos. Con la llegada del gobierno socialista en 1971 la historieta es usada directamente como un elemento panfletario, una herramienta para preparar al pueblo en la defensa de sus derechos además de ser un medio de entretenimiento bajo el alero de Editorial Quimantu, la nueva empresa editora estatal.

El mandato presidencial de don Salvador Allende no significó la desaparición de las revistas de historietas en forma definitiva pero sí un nuevo enfoque que originaría el caldo de cultivo para las revistas marginales que darían pie a la nueva revolución de la historieta en Chile en la década siguiente.



12 de febrero: Editorial Zig-Zag vende sus activos al estado para que nazca la editorial estatal que llevaría por nombre Quimantú. De esta manera la gloriosa Zig-Zag queda como entidad privada y cliente de Quimantú (que significa «sol del saber» en mapudungun) ya que necesita sus imprentas para las publicaciones que seguirá editando y pretende renegociar su situación en dos años más. Las marcas que se venden a Quimantú fueron: Hechos Mundiales, que retoma el formato de “Sucesos” y mantiene el equipo ediorial, el Jinete Fantasma, Confidencias, Telecran, Saber Comer, Far Wes, Espía 13, El Siniestro Doctor Mortis, Intocable, Jungla, Agente Silencio, Guerra...! (que fundió las revistas SOS, U-2 y Trinchera y 5 por Infinito. Editorial Zig-Zag seguiría con los títulos Disneylandia, Fantasías, Tío Rico, Tribilín, Ercilla, Vea, Rosita y Condorito.






Marzo: El Club Disney deja de atender a sus socios hasta nuevo aviso, lo cual nunca se concretó. las chapitas del clubde los Cortapalos nuncame llegaron a pesar que mi papá las canceló.

En Zig-Zag se tradujo y se aplicó color, un color plano y en general sin ningún criterio, que a veces empastaba el dibujo y lo hacía muy confuso, sobre todo en el caso de autores británicos, con su característico estilo clásico de elegantes achurados. El éxito de las revistas llevó a Zig-Zag a crear un cuarto título: GUERRA...!, revista de 64 páginas -el doble que las demás- en las que se encontraban historias aéreas, navales o terrestres. En GUERRA...!, además, se publicaban dossiers sobre el conflicto, biografías y fichas técnicas, con fotos e ilustraciones, siguiendo la pauta de U2 con su "Colección U2", páginas centrales con la historia de los aviones más famosos de la guerra, o TRINCHERA, con su contraportada dedicada a las armas e ingenios de la infantería, ambas ilustradas por Max Carvajal. En blanco y negro en su primera etapa, se editaría luego en color. En algunos números se incluían en la portada los llamativos logotipos de sus revistas hermanas. Zig-Zag publicaba además ESPIA 13, que narraba las aventuras de David Doughty, agente del servicio secreto inglés. En AGENTE SILENCIO, se podían leer las aventuras de Marouf, aristócrata francés aparentemente postrado en una silla de ruedas en su castillo. Estos personajes también se insertaban en el marco de la Segunda Guerra Mundial. El material de ambas revistas venía de Inglaterra.











GARRA DE ACERO


UN HEROE DE LOS SESENTA


Era el año 72. Mi madre me hacía acompañarla a las colas, que para mi no eran ni el símbolo del malvado marxismo que nos quería controlar a través del hambre y las JAP, ni tampoco una maniobra del fascismo. Eran el espacio donde me encontraba con los otros niños hijos e hijas de las colindantes vecinas de cola, amigas de mamá. Intercambiábamos juguetes, revistas y algunas otras cosas. Una vez jugábamos con las granadas lacrimógenas que habíamos encontrado. Después del 73 no los volví a ver. En una ocasión en el barrio Franklin, en una cola para pollos, para que me quedara tranquilo y dejara de hablar, Mamá me compró lo primero que encontró, un ejemplar de “Garra de Acero”. ¡Horror! Igual que me pasó con la tura de Modesty Blaise, se convirtió en una adicción. En alguna ocasión -se le fecha, pero sería un despropósito mencionarla- obligué a que me fueran a comprar el diario la La Segunda. Yo estaba enfermo en cama, pero no podía dejar de seguir las aventuras de Modesty Blaise - un James Bond femenina - que interpretó una Virni LIsi en lo mejor de su época.

Pasado este recuerdo, debo hablar de “Garra de Acero” una pirateada revista chilena copia de otra española del genial Carlos Gimenez, que en España se había llamado “Delta 99”, antes que Gimenez hiciera la saga de “Dany Futuro”.

Ahora hablo yo,a mis 40 y tantos. Garra de Acero o DELTA 99, como el lector enseguida percibe, es una obra de juventud. Está realizada por un dibujante que empezaba a serlo y que suplía su falta deexperiencia con grandes dosis de entusiasmo y dedicación.

El gran acierto de DELTA 99, desde el punto de vista gráfico, quizá sea el hecho de haber dotado al héroe tradicional del comic de aventuras de los atributos del personaje de romance. Es decir, chico intencionadamente guapo - -, pelo largo -inusual en aquella época en los tebeos de aventuras-, camisas de flores, chaquetas entalladas... Y por lo que se refiere a los personajes femeninos, peinados sofisticados, vestidos estampados, minifaldas, etc. Chaquetas sobre la piel, sin corpiños.

Garra de Acero o Delta 99 es un extraterrestre con un aspecto totalmente humano. Uno de los mayores fallos del guión es que nunca sabemos nada de su cultura, su mundo, los poderes que le proporciona una ciencia avanzada pero desconocida, ni del por qué y para qué se halla en nuestro planeta aparte, claro está, de la ambigua misión de impedir el mal. El Anciano le había dado a Garra la misión de mantener el orden en la Tierrala Federación de Planetas Habitados. Delta 99 constituyó un ensayo para Dani Futuro un año más tarde. La diferencia entre las dos es notable. En la primera apenas encontramos indicios de los montajes analíticos, saltos temporales y elipsis narrativas cosas, todas ellas, que constituyen unas de las mejores bazas de un dibujante no excesivamente dotado para el dibujo realista pero que es, sin duda, el mejor narrador de toda la historia del cómic hispano. En la fuertemente represiva sociedad española de finales de los sesenta, los autores intentaron introducir uno de los elementos más perseguidos por la censura franquista: el erotismo. hasta que esta estuviera lista para entrar en

Hay que decir sin embargo que la timidez con que se abordó justifica su fracaso. Las chicas de Carlos, basados en los modelos de las chicas pre destape.Eso se dice hoy, pero en los 70s permitían soñar. Aún conservo ejemplares de "Garra..." Todavía los compro si los encuentro en Franklin o San Diego...





Los editores y guionistas habían elegido como paradigma el estilo impuesto por los guiones del primer Flash Gordon: narraciones simplistas y esquemáticas, en las que los "buenos" eran modelo perfecto de la fuerza puesta al servicio del bien y donde los malos eran seres abominables, codi­ciosos, lujuriosos y sádicos que pretendían dominar al mundo o, como mínimo, su particular entorno territorial.

Lo genial eran entonces las malvadas. Una malvada especialmente turbadora en Garra era La Esfinge, siempre rodeada de esclavas tan semidesnudas como ella y donde un lesbianismo galopante hacía las veces de enganche para el lector.

Igual que en Flash Gordon al menos había la inventiva de un universo distinto poblado de hombres con alas, ciudades arbóreas, be­llas princesas y un sinfín de elementos fan­tásticos, exóticos y atrac­tivos.

La idea inicial de Delta 99 partió de Josep Toutain, direc­tor y propietario de una agencia de producción de comics, y más tarde editor, al que hay que reconocer sus intentos de renovar y dignificar el cómic español. Jesús Flores Thies primero y Víctor Mora después fueron los encargados de escribir los guiones. Para el dibujo se contó con Carlos Giménez, quien a partir del episodio octavo dio la alterna­tiva a su amigo y excelente dibujante Adolfo Usero, como colaborador primero y como dibujante único a partir del episodio onecavo.

Si en lo que se refiere a los guiones ya hemos mencionado el claro esfuerzo de renovación de los autores, a lo que hay que añadir la introducción de un evidente erotismo todavía larvado para bordear la censura, las planchas de Carlos Gimenez constituyeron una autentica revolución en el grafismo y el lenguaje con una planificación, un montaje, la introducción de diversos tipos de fundido y unos saltos elípticos insóli­tos hasta la fecha en el panorama del cómic autóctono. Ya desde la pági­na de presentación las viñe­tas parecen perder su lugar, dimensión y colocación para ofrecer un lenguaje moderno y dinámico. Y a partir del segundo episodio Giménez comenzó a prescindir de la compartimentación en viñe­tas para trabajar la página como unidad narrativa. Delta 99 es un cómic de ciencia ficción, categoría que no abundaba mucho. Ahora, las ideas de fondo se basaron en temas y planteamientos que estaban de moda en aquel momento, el año en que se estrenó la película de Kubrick, 2001, Una Odisea del Espacio. El hombre no está solo en el Universo y civilizaciones más antiguas y avanzadas que la terrestre han de velar para que nuestra tecnología y nuestra fuerza nuclear, sumadas a nues­tro belicismo y nuestra inconsciencia no sean una amenaza para los extraterrestres, que en este caso son presentados como pacíficos, bondadosos y generosos. Por esto Delta, el protagonista, que procede de la "Confederación de Planetas de las Tres Galaxias", es enviado a nuestro plane­ta para velar por la Tierra hasta que esta se encuentre preparada para integrarse en la citada Confederación. Y por lo pronto para controlar y aniquilar a Peligro 1, alienígena que ha tomado la Tierra como base de operaciones para atacar a la Confederación.






Peligro 1 era una alienígena alta, rubia, siempre con los tirantes de los sujetadores a medio caer. Mostrando los hombros y el nacimiento de los senos.

Una villana ideal. Garra, en todo caso, es indiferente a ella. Pues está enamorado de Lu, la pirata china, versión aún más erotizada, si cabe, de la Dragon Lady de Milton Caniff

Delta tiene unas capacidades distintas y superiores a las de los humanos, de forma similar a Superman pero que nunca se concretan de manera precisa, es fuerte, inteligente y de una agilidad pasmosa. No es invencible y más de una vez corre grandes peligros en situaciones extremas. Cuando Peligro 1 es vencida, la serie cambia de planteamiento y a partir de entonces Delta luchará contra traficantes de droga, empresas de asesinos profesionales y toda clase de delincuentes que, como los clásicos malos, intentan sub­vertir en su favor el orden establecido.

Sin que puedan fal­tar, fruto de la época, los misteriosos "camaradas" de una potencia no mencionada que quiere destruir a los EE.UU. y empezar una tercera guerra mundial para obtener el dominio del planeta y esclavizar a los humanos. Sorprendió en aquella época contemplar como las historie­tas de Carlos Giménez tenían fondos documentados y muy bien cuidados. Los típicos primeros planos de tantas historetas, que los españoles llaman tebeos, que servían a muchos dibujantes para obviar el dibujo de fondos y am­bientes, aquí sólo se utiliza­ban cuando eran necesarios para la narración. Los per­sonajes iban vestidos a la moda del momento, melenas, pantalones acampanados, camisas floreadas, minifaldas, grandes y vistosos pen­dientes, peinados exóticos, jerséis cuello de cisne, biki­nis a veces falta de ellos; y atrezzos apropiados para caracterizar a grupos determinados como el de "los sucios", especie de ángeles de la muerte moto­rizados que lucen símbolos nazis. Es asi, como cuando el guión nos dice que la acción transcurre en San Francisco, las viñetas muestran sufi­cientes elementos como para que lo creamos realmente. Y lo mismo sucede si nos ha­llamos en un escenario de la guerra civil americana o en las cumbres del Himalaya.


En Delta 99, Carlos Giménez no había alcanzado todavía la madurez creativa que le convertiría en uno de los grandes maestros del cómic mundial, pero estaba a punto de conseguirlo. Sólo un año más tarde Gaceta Júnior pu­blicaba ya las primeras planchas de la serie Dani Futuro y en la década siguiente se publicaron tres de las mejores obras del autor: Hom, Koolau el Leproso y Érase una Vez en el Futuro. Sin contar, con su obra básica, el extraordi­nario Paracuellos.

Garra de Acero (1972), aparece usando el nombre de una revista antes publicada por Zigzag para editar en Chile y Colombia las aventuras de Delta 99 de Carlos Giménez, evitando acusaciones de plagio directo.

Terminada Editorial Quimantú, surge un proyecto independiente, Editorial Dilapsa, con, entre otras, la revista “Garra de Acero”, entre 1973 y 1975. Agotado el material español, se hacen cargo de la revista FMB Producciones Editoriales Limitada, con los chilenos Lincoln Fuentes, Gonzalo Calvo y Onofre Díaz, con guiones de Ventura Marín, los que asumen el desafío de mantener el estilo de la historieta durante muchos números.






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